Una historia de hospitales

José Miguel Herrera Romero En una sala de emergencia de hospital: —Paciente femenino, 85 años, hipertensa, con posible evento cerebro vascular—. Se sintió emocionante pronunciar la frase, semejante a los programas de televisión. —Señor, no puede entrar así y menos sin cubrebocas—, reviró la enfermera, mientras su comentario me devolvía a la realidad. —Atiendan a mi madre, voy de inmediato por eso—. No tardé más de 5 minutos en correr a la tienda de la esquina para conseguir el mentado requisito para que la ingresaran y regresar. Cuando entré de nuevo a urgencias, ya le habían puesto uno, habían tomado signos vitales y la movían a una silla de ruedas para llevarla a atención prioritaria. Y de inmediato a los cuestionarios para completar el trámite de ingreso: —¿Patentesco?—. —Es mi madre—. —¿Qué Medicamentos toma?—. De inmediato mandé mensajes a mis hermanos, para pedir la lista de los medicamentos, que por la urgencia del momento olvidé. Fernando, un solidar...