Estamos aprendiendo II

José Miguel Herrera Romero
20/04/2020.
Esta mañana reanudaron las clases más de 30 millones de estudiantes mexicanos. Mi hija fue una de ellas. Aquí en casa hubo un frenesí de actividades desde hace varios días: replantear horarios, acondicionar su cuarto, preparar su look para que luzca a su gusto "ante las cámaras", descargar el software y que aprenda a usarlo.... ¡Han sido muchas tareas previas!
Tenemos la fortuna de que ella puede tener un espacio exclusivo para sus clases virtuales: su cuarto.
Es necesario reconocer desde dónde se piensa y se habla. Una gran amiga me enseñó a reconocer que como varón vivo muchas situaciones de privilegio, así como por condición social y laboral. Reconozco, pues, que la situación y apoyos que recibe mi hija Kiara son un privilegio, es decir, esta no es la condición de la mayoría de los alumnos mexicanos.
Asimismo, veo con preocupación que millones de niños no tendrán estas oportunidades: condiciones complicadas en casa como espacios limitados, estrés, maltrato, violencia ("la familia resulta ser la institución social más violenta, en donde la agresión incluso queda invisible a los ojos de la sociedad por tratarse de un núcleo privado. Especialista en ciencia forense, Zoraida García Castillo).
Otros tantos niñ@s, y no son pocos, se encuentran sin acceso a tecnología o sin la tecnología adecuada (Kiara, mi hija, no tenía "teléfono móvil" —me encanta esa expresión, por eso la uso— con memoria que le permita tener varias aplicaciones). Por si fuera poco ese desafío nacional, otros muchos niñ@s se encuentran sin saber usar y aprovechar esas tecnologías.
Y si estos datos fueran pocos, falta considerar las quejas de los padres: ya hartos de hij@s; preocupaciones por el dinero; incapacidad por ajustarse a las nuevas condiciones de la escuela; que no sabemos cómo va a ser la organización, calificación y acreditación de "nuestros tesoros" —que ell@s siempre serán geniales, pero los maestros les tienen tirria y por eso no avanzan (algunos valientes reconocen que "no salieron buenos pa´l estudio"— la preocupación del calendario, si van a pasar a secundaria, o acreditar el ciclo escolar; si habrá boleta de calificaciones, graduaciones, etc.
Del lado de la escuela, me encuentro continuamente con amigos que trabajan en escuelas con una grave realidad: no sabemos usar tecnologías ni mucho menos adecuar clases ni el sistema escolar a medios virtuales: conflictos entre maestros, críticas a los directores, quejas por falta de apoyos y de capacitación...
No me quejo del sistema educativo ni de la crisis que vivimos. Bueno, si, un poco... ¡está bien! Si. Me quejo y mucho. Puaj. Hay que reconocer eso también. Se me da quejarme. Pero "testimonios al final", dice mi hermano Javier.
Me refiero a que de pronto me di cuenta de que esta situación que vivimos con respecto de la educación puede convertirse en una nueva trebuchet o catapulta. Por eso me pregunto si, de manera semejante a quienes estamos aprendiendo a trabajar en casa y a ser productivos (por acá seguimos en semáforo rojo, así que sólo salgo de casa por despensa sólo una vez por semana), podemos aprender e inventar la escuela, o mejor aún, a reinventar la educación.
Este es el aprendizaje que me gustaría compartir. Nadie sabe cómo será esta nueva etapa de las escuelas y de la educación. Nadie en el mundo tiene la solución. Hoy todos están inventando como puedan, la mejor solución de acuerdo a sus contextos. No puedo evitar admirar y reconocer respuestas ajustadas a posibilidades reales: una maestra ha tomado la decisión de repartir las tareas a sus alumnos que no cuentan con internet hasta la puerta de sus casas con el fin de que no se vean afectados y puedan seguir tomando clase
Dicen en las escuelas de administración que la mitad de un problema está resuelto cuando está planteado. Si esto es así, pues... pues... ¡Bienvenidas las quejas del regreso a clases!!!
Me explico. No pretendo que nos dediquemos a quejarnos... ¡Bueno si, pero con tiempos limitados!
Creo que podemos ir más allá de las preocupaciones, transitar por la vía dolorosa de las quejas. Y ANOTARLAS, para que, acto seguido reconozcamos lo que podemos cambiar.
Yo felicito a todas las escuelas. Con grandes limitaciones y deficiencias, hoy se volvió un gran día para la educación en México. Todos los mexicanos estamos haciendo nuestro sistema educativo del siglo XXI:
- Nuestros hijos aprendiendo e inventando como puedan, para reinsertarse a clases;
- Nosotros mismos, como padres de familias, buscamos como podemos apoyos para ellos y queremos que salgan adelante y si no sabemos cómo apoyarlos, pues... Habrá que descubrirlo. Para ello debemos participar, preguntar, consultar amigos, maestros, usar más el teléfono y consultar, pedir consejos, en suma: aprender cómo ser padres de familia en esta nueva escuela que está haciéndose. Nos toca involucrarnos.
- Los maestros, por su parte, no saben cómo llevar la escuela. También tienen que aprender y tienen tiempo en contra para lograr cambios. como padre, les deseo o mejor en esta nueva aventura, de inventar las nuevas posibilidades educativas.
- Las escuelas, el internet, las plataformas, la SEP... las instituciones, etc. Si no se adecuan a las exigencias y posibilidades que tenemos, quedarán fuera, obsoletas en un mundo y una dinámica que ya cambió. Eso molesta, incomoda, cierto, pero también me gusta. Es momento de reinventar
- Esto sucede en todo el mundo. Es, sin lugar a dudas, un momento privilegiado, y está en nuestra manos.
En general todos necesitamos aprender para hacer esta nueva escuela. Para ello es fundamental reconocer que no sabemos dónde es el camino (y tal ves, sería el momento de replantear cuál es el destino).
Tal vez perdimos la escuela. se le salió ya de las manos a las administraciones privadas y públicas. Por el otro lado, hoy la escuela está en nuestras casas. Se ha vuelto un espacio cotidiano. Ferire, Vigotzky, Bruner, Makarenko, Foucault, etc., sin duda estarían maravillados por ver sus sueños hechos ya una caótica realidad: ya es nuestra la oportunidad de recuperar la educación que queremos para los próximos ciudadanos que ya estamos re-educando en nuestras casas.
Ya, ya, muchos ya. Y si, Es que YA ES NUESTRO TIEMPO. De pronto, tenemos que involucrarnos. Tenemos que participar como padres, porque la educación se volvió un espacio ciudadano. Ahora es el ámbito de lo disidente, autogestivo, creativo; lo mismo que cotidiano, doméstico; y también de sumas y restas correctas, del sentido práctico, de lo posible. Igualmente, como profetizó Schumacher la educación la podemos ahora fraguar desde lo discreto, en el espacio virtual y de la casa... Lo pequeño es hermoso.
Es nuestro desafío. A partir de hoy, estamos aprendiendo a hacer la nueva educación. Podemos todos involucrarnos, aportar, descubrir, aprender...
Por lo pronto, yo, desde casa, elijo estar atento para aprender cómo ser padre en este nuevo comienzo. Y después de lo que vi, no quiero volver a un ciclo escolar de hace 2 meses.
Esta iniciativa es estresante, atemoriza, deja muchas incertidumbres. Pero exigirle a mi hija tiempos de lectura, hacer con ella su drive con tareas, escanear sus cuadernos, organizar sus materiales, revisar trabajos, percatarme el enfoque de historia que le pretenden inculcar... No quiero una educación en donde no participe yo.
El coronavirus vino a poner el caos; re-conocernos, re-organizarnos... qué es LO importante...
ResponderBorrarNunca más oportuno involucrarse en la educación de los hijos. 👍
Creo que es la hora de re-pensar lo que hacemos. Gracias por tu comentario!!!!!!
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