Del ingeniero abducido que fue sustituido con un zombie castrado

 José Miguel Herrera Romero

Os voy a contar un cuentito:

Este era un ingeniero que se dedicaba a hacer invernaderos, presas artificiales, contenedores de agua para cosechar y almacenar agua de lluvia, piscinas para criaderos de peces... Se decía que hacía muy buenos trabajos. Llamemosle Rodriguito a este personaje. 

Un buen día, llegaron unos señores a solicitarles un invernadero. Un proyecto social, decían los integrantes de este grupo -llamemosle soñadores-, que pretendia beneficiar a muchas familias con las cosechas logradas. Pues Rodiguito aceptó en el acto para participar con su trabajo de invernaderos.

Y... El caso es que 2 meses y medio después, del tipo aquel ni de sus invernaderos hay resultados.

 Parece ser que Rodriguito fue engullido por algún monstruo dimencional como en Strangerthings. Otros piensan que fue abducido y en su lugar dejaron a un zombie con facha de hombre castrado (en contextos machistas, se refiere a varones sin hombría): mentía contínuamente en entregas y culpaba sus empleados cada vez que incumplía, prometía sin compromiso real, prtendía engañar diciendo que había avances cuando estos no eran ciertos... No faltaron algunos conspiracionistas que pensaron que fue sobornado por algún enemigo obstinadamente anónimo para boicotear el proyecto, entre otras versiones.

El caso es que, con más de 90 días de retraso en la entrega, la hipótesis más consistente era que fue abducido y que dejaron al zombie castrado. Porque no solo lo dejaron a él, sino a muchos otros entes semejantes con ese perfil:

Uno de los soñadores se fue a conocer el taller de Rodiguito -curiosamente, sólo entonces comenzaron los  trabajos para equipar el invernadero tantas veces prometido, compras de materiales, y se comenzó apenas el trabajo de cortes y soldadura...-,  pero del abducido Rodriguito ni sus huellas. Tampoco contestaba el teléfono y de el sólo había promesas de una presencia que por días no ocurrió. 

Por inercias propias de zombies, aquel ingenuo soñador se quedó sólo en el taller por un par de horas, encerrado. Afotunadamente la nave interplanetaria no llegó y tampoco fue abducido. Y como estos zombies, otros muchos personajes desfilaron en este cuento. En un hotel donde se hospedó, el lavabo estaba tapado, el escusado goteaba, no había rollo de papel, la TV no servía y, como suele suceder en estos casos, en recepción no había quién diera cuenta de estos actos... 

Del proyetco de los soñadores, aun siguen esperando la obra de Rodriguito, mientras enfrentan daños colaterales en cascada que acompañan este retraso: se afectan procesos de trabajo, los otros proveedores del proyecto viven pédidas cuantiosas por pagos no realizados, enfrentan pérdidas económicas, prestigio personal e nstitucional... El proyecto quebró y las familias beneficiadas no tuvieron un final feliz.

Hasta aquí el cuento.

Lo lamentable de esta tragedia, es que la historia es completamente cierta. Y la tragedia estriba sobre todo, en que abundan hombres no integrados, incapaces de cumplir compromisos. 

Si ya es terrible afectar un proyecto, familias, inversiones, organizaciones y provedores, ente otros muchos afectados, en este contexto también ocurre el maltrato, el abuso, fraude, daño moral, empobrecimiento de personas y familias, falta de alimentos... 

Pero también encontramos en otros contextos zombies castrados: sin capacidad de tomar decisiones ni cumplir su palabra ni de enfrentar adicciones ni con fuerza para enfrentar vicios,  violadores y golpeadores de mujeres, la violencia en la pareja y la familia, el matralato a los hijos, el abandono y el vacío que sucede con amigos que no lo son, amantes que resultan espejismos, alcohólicos sin voluntad para detenerse, adictos sin sentido de vida, golpeadores y abusadores y crueles,  mintómanos... seres despreciables. Y l@s encontramos en hombres y mujeres por igual.

Son... Quiero decir, somos los seres des-integrados cuando hacemos de nuestras conductas un continuo de incumplimientos, promesas vacías, mentiras sistemáticas, robo, maltratamos a otros, violencia, destrucción, violación y/o negación de derechos y muerte. Con ello hacemos un modo de vida que afecta a los demás en sus vidas, su economía, en sus reuniones familiares, cuando por nuestra negligencia no pueden convivir ni complementarse con otros, estar alegres, llegar puntual a citas, respetar sus derechos ni mucho menos contribuir a su plenificación.

En suma, perdemos la paz cuando nos encontramos con tipos como estos, pues no se pueden establecer relaciones humanas ni generar ni siquiera relaciones productivas ni acuerdos por incumplir compromisos mínimos. Así no se puede convivir.

Hay mujeres feministas que a estos comportamientos de los varones le llaman machismo. Una monstruosidad, ciertamente. Desde otros enfoques dicho perfil se refiere a personas no integradas. Ojo. No uso des-integración, porque ello supone integrarse primero. Tipos como el del cuento seguramente nunca se han integrado. Miseria humana, lamentablemente.

A lo que me refiero es a un patrón histórico, de situaciones no resueltas, de conflictos no asumidos, de historias personales y/o familiares no aceptadas y, en muchos casos, ocultas a nuestra conciencia por una tradición histórica de familias. Si, los malditos secretos que nos empeñamos en ocultar desde hace varias generaciones. Toooooodo eso hace daño. y se lleva entre las patas a más personas, generalmente inocentes en dichos conflictos no asumidos.

En efecto, se trata de una tradición familiar de machismo, maltrato, mentira, violencia, abuso, infidelidad, robo, vejaciones, injusticias, violaciones a los derechos de las personas... En ello cada uno tenemos una misión personal que transformar: conocer, aceptar, integrar y resolver nuestros propios demonios. En ello se nos va la vida. Y en muchos casos, la hombría.  Sin embargo, eso podría poner al día la expresión "pocos huevos", para referirnos a estos zombies en los que corremos el riesgo de convertirnos si perdemos nuestras batallas.

De no resolver nuestros conflictos, nos convertimos en el asqueroso ser multitudinario que se fuga de su personalidad y evade su responsabilidad, diría Pittaluga. Rebecca Solnit lo expresa así: "eres un forúnculo en el rostro de la humanidad y un obstáculo para la civilización. Avergüénzate". 

Deseo, sinceramente, que para este 2021, avancemos en nuestra integración personal y, resolviendo nuestros conflitos, avancemos en el cumplimiento de nuestros compromisos. Al no hacerlo, hacemos daño. Para el caso de los varones, que es lo que más me preocupa, coremos el grave riesgo de convertirnos en zombies castrados, en entres no integrados, en machos.

Por cierto,si tienen enemigos, recomienden a Gaia invernaderos. Para mayores referencias, aquí su foto:




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