Rojo, como el cielo del atardecer
Mi queridísima y admirada maestra de braille Hilda Laura Vázquez Villanueva, nos ha recomendado la película Rojo como el cielo (Rosso come il cielo). Ver esta cina ha sido una experiencia extraordinaria, llena de múltiples detalles cinematográficos que he disfrutado como pocas veces y se las recomiendo.
Les comparto algunos datos que me han dejado sorprendido y que espero les ayuden a disfrutarla como a mí. Suplico a los dioses cinematográficos no me dejen espolear.
Esta película fue dirigida y producida por Cristiano Bortone, con guión suyo y colaboración de Paolo Sassanelli y Mónica Zapelli. se estrenó en 2006, para el festival de cine en Roma. La cinta, con música de Ezio Bosso con 24 melodías originales y fotografía de Vladan Radovic, ha ganado varios premios.
La historia
La película, un proyecto inicial de Mirco Mencacci, trata de la infancia él vivió.
Mirco nació en Lari, la Toscana, Italia, y perdió la vista en 1965, a los 4 años, por un accidente y después de 3 años, para su educación, su familia tuvo que llevarlo a Génova, a un internado para ciegos. En aquella época era la única opción.
El Mirco adulto es uno de los ingenieros de sonido más reconocidos de Italia, para al menos 400 películas. Es promotor de la fundación In suono de la Red Intercultural y el Museo de la Colline Pisane y del Museo Dinámico del Sonido. También fundó el sello discográfico Samworld, famoso en el campo del jazz. Además, es el creador de una tecnología que se llama sonido esférico. Si la historia del niño de esta película es fabulosa, toda la trayectoria del hoy adulto no tiene igual:
La película, que incluye niños ciegos, tardó 4 años en realizarse. Tan sólo el primer año consistió en buscar niños ciegos y capacitarlos como actores, para incluirlos en el proyecto.
El instituto
La historia en esta cinta nos presenta a un inquieto y travieso Mirco puberto. La historia gira en torno a su estancia en Génova, dentro del Instituto Chiosone, que fuera fundado en 1865 y que comenzó a operar como asilo y escuela para ciegos en 1873. En la película se mencionan 100 años ya cumplidos en el funcionamiento de esta institución.
En el siglo XIX, ser ciego significaba vivir aislamiento y exclusión, mendigando por las calles. Para que ello no sucediera, se creó esta institución, con la donación de edificios de los ricos de aquella época, albergando desde su inicio a niños con diferentes discapacidades. En la película se dejan ver estos edificios, algunos de ellos con acceso prohibido para los niños como parte de la trama.
En aquella época, el instituto Chiosone fue un proyecto revolucionario, que se pone en serios cuestionamientos cien años después, ya que seguía operando con el mismo modelo de intervención. Dicho de otro modo, Mirco se encuentra en una institución operada con lo que hoy se conoce como un modelo de inclusión médica, que carga las tintas en la discapacidad, en no ver.
(Por cierto, queridas y queridos lectores, invidente, se refiere a quien no es vidente. Son ciegos o personas con discapacidad visual o personas ciegas. Si hay un carreño para trato con personas con discapacidad. Consiste en decir primero la persona, luego la discapacidad.).
En la película, el instituto es dirigido por un personaje antagonista. Se trata de un hombre de 70 años, 40 de ellos ciego. 30 de ellos pudo ver, y resulta ser un tipo amargado y preocupado porque en la institución los niños sean “buenos ciegos” al más puro estilo del mito griego de Procusto: obedientes y sin cuestionar instrucciones. Pero Mirco no está dispuesto a obedecer. Colérico, inquieto y lleno de creatividad, no se amolda a las reglas.
La película està llena de detalles, que son propias de buenas prodyucciones, donde colores, imàgenes, contextos, iluminaciòn, nos hablan màs allà de lo que escuchamos en los diàlogos.
Uno de esos detalles es la figura de autoridad: al lado del director siempre hay una religiosa. Una mujer que ejerce la autoridad, pero no tiene el poder. Una fina alegoría, me parece, del machismo institucionalizado en la iglesia católica y sus propuestas institucionales. Yo trabajè en un internado dirigido por religiosas, una escuela de sordos de los curas claretianos, en la doctrina social...
Por si eso fuera poco, hay un cura joven, inteligente, creativo, de avanzada, enfocado en ver lo que sí pueden hacer los niños. No cabe duda que representa un enfoque diferente en el modo de proponer nuevos servicios institucionales en la atención de los niños ciegos. Pero como decimos en México, las mujeres y el cura joven, calladitos se ven más bonitos… Hoy hablamos de empoderamiento. Son un contraste fabuloso que hace disfrutar la peli.
¡Atención! Hay una coincidencia en el contexto del lanzamiento de la película: Justo el 13 de diciembre de 2006, fue aprobada en las Naciones Unidas la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo. La película, sin decir nada al respecto, plantea el debate que supuso lograr este avance en humanidad.
Otro detalle importantísimos y de gran impacto para entender la discapacidad, me parece que se refleja en el símbólicocuestionamiento a un modelo de atención con 100 años de antigüedad.
Yo creo que disfrutarán tambien de otro personaje antagonista, Ettore, un jóven ciego egresado de ese internado. Un tipazo. Este amigo participa, además, en las movilizaciones sociales de aquella época. Deja ver que las personas con discapacidad hacen suyas las calles y se manifiestan con demandas sociales, están politizadas. Y su sonrisa ante el Chisone poniendo en jaque político al director no tiene igual. También he vivido la impotencia de quedarme callado ante estructuras institucionales paralizadas. Dinamitar esos procesos, a fin de propiciar un cambio, deja un sabor de boca muy peculiar. Quienes sepan de esto, no cabe duda que ha participado en movilizaciones sociales.
La película deja ver, llena de sutilezas, los desgastes de un modelo institucional hoy inaceptable: maltrato físico con golpes como correctivos, aislamiento de los niños que oscila entre un Howards para ciegos y un guetto o prisión al estilo Expreso de media noche; un ambiente de miedo para los niños aderezado con relatos del infierno: explotación laboral de los niños al servicio de la iglesia: cestas hechas por niños ciegos... Así fuimos educados y dejamos en manos de la iglesia esas acciones, etiquetadas con santidad. Hoy es evidente que había dados cargados en los cimientos de las instituciones, no sólo para la atención a personas con discapacidad. El andamiaje y la estructura, el diseño, es injusto, inumano, violento, homicida, y miente. Por más bonito que sea el Chiosone, refleja perfecto el deseo en muchas partes de dinamitar todo el aparato institucional en las sociedades del mundo.
¡Una foto!
Durante las clases, Vlandel Radovic deja ver la foto de Pablo VI en un delicioso barrido de cámara, mientras suceden unos diálogos majestuosos, por decir lo menos. Hace mucho que no agradecía haber estudiado doctrina social de la iglesia, lo que me permitió gozar esas escenas. Les comparto.
En el buen cino, los brillos, enfoques y desenfoques, el manejo de colores, las contradicciones, incluso el manejo d ela violencia. en fin todos loos detalles, suman a la comunicación de una expresión. Por ejemplo, Cuando hay coincidencias en figuras históticas como telón de fondo en diálogos intensos durante una escena, esta multidimensionalida de contenidos simbólicos adquieren mayor fuerza.
Para la fecha que se propone en esta cinta, ya pasó Vaticano II y la reforma litúrgica está en plena aplicación: la misa ya no es en latín, el cura celebra la eucaristía de frente a la asamblea y muchos detalles, como entrar en procesión como símbolo de pueblo en marcha, ya están en acción.
Pero no sólo eso. Para entonces, este Papa ya habló sobre el desarrollo en su encíclica social Populorum Progressio, en donde hace ver que el desarrollo tiene una doble dimensión, además referirse a lo que ahora llamamos indicadores sociales de bienestar —como atender a niños ciegos para que no estén en la calle—, parte de un parámetro interno —que nos mueve a trabajar porque esos nilños sean felices, tengan vida social, sueños, proyecto de vida...—, ya escribió Octogésima Adveniens, donde reconoce que una misma fe puede tener diferentes expresiones políticas y propuestas sociales. Para el cntexto en el que se propone la cinta, hay un giro en el discurso: la justicia en el mundo, que es la construcción que surge del entramado de nuestras relaciones. Si no hay justicia es porque nosotros así lo mconstruimos.
No me cabe ninguna duda que la foto del intelectual Montini, conocedor de una época de cambios y artífice de profundas transformaciones en la iglesia, haga un excelente telón de fondo en las aulas del Instituto Chiosone. Los diálogos adquieren otra dimensión cuando se entienden estas complejidades al interior de la iglesia y del mundo. Es decir, cada aesccena nos remite a dar y reconocer que, sin en vez de decirles discapacitados primemos decimos persona y luego sorda o ciega, etcétera, El poder del cambio en la redacción nos interpela. Hicimos un mundo en donde no caben las personas diferentes de un estandar. ¿Ya se fijaron si a sus casas podrían entrar en una silla de ruedas, salir a la tienda o a caminar para tomar el sol...?
Mirco
Mirco vive una experiencia sin igual en el Instituo Chiosone, en medio de estas efervescencias sociales y eclesiales.
No pude evitar asociar la canción de Joan Manuel Serrat Juan y José, donde narra la historia de dos amigos “...que a un tiempo descubrieron… el cine y la mujer…”. La actualción de Luca Capriotti, llena de vitalidad, deja ver la amplitud del goce de vida al que estamos llamados todas y todos, aunque nos cansemos en la distinsión. Las expresión todos, por cierto, incluye a las personas con discapacidad. Cada quien, a su modo, desde la diversidad que lo caracteriza. No olvidemos la Convención de 2006 que ya he mencionado. Primero personas, después la discapacidad. Todas y todos estamos llamados a transformar el mundo con nuestras acciones de inclusión. Es justicia elemental. Lo contrario es violación a Derechos Humanos.
El primer amigo de Mirco en ese internado es Felice… Una simpática alegoría. ¿Qué nombre le pondrías a tu primer amigo si de pronto fueras ciego? ¿También le dirías feliz?
Y la mujer… ¡Ella ve los sonidos que Mirco valora! La relación de estos adolescentes deja ver llena de novedades la gama de posibilidades en las relaciones de las personas, que con mucha frecuencia reprimimos en personas con discapacidad: sin emociones, sin derechos, sin sexualidad, sin libertades… Ante ello, como pueden, esta simbólica generación se abre camino.
Un proyecto
Mirco hace de su aventura un proyecto educativo. Sin lugar a dudas, la película nos muestra nuevas posibilidades educativas, como es la educación por proyectos, así como diferentes enfoque educativos en la atención de personas con discapacidad. La Institución se revoluciona y llega a impactar en movilizaciones sociales, involucrar a la comunuidad y a los padres de familia, de manera que la sociedad —ese asqueroso ente amorfo, multitudinario e inubicable— deja de ser especctador.
En fin. Mejor vean esta película, catalogada en género de drama y felicitada por un cuidadoso manejo de la trama, del contexto social y de las historias de los personajes que, sin exagerar las experiencias humanas, no las reduce a un sentimentalismo barato y más cercano al porno emocional.
Sin duda esta película será un goce estético y agua fresca para el ánimo, que tanta falta nos hace para redireccionar nuestras vidas en la construcción de un mundo más justo y habitable donde quepamos todas y todos.
La,película se puede ver en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=2xzZaLP7BQo
Para conocerla vida de Mirco Mencacci puede consultarse: https://kripkit.com/mirco-mencacci/
Si les gustó la música, se puede disfrutar (con una rica copa de vino) en: https://open.spotify.com/album/641AxBaIBRlZL27TtIaGrU?si=tvYox-WPRHe7Lq04gpfJuw
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