¡Hay un jaguar en mi teclado!!!!

Foto de origami de jaguar en papel rojo, colocado sobre un teclado, emulando al felino escribiendo el artículo


María del Pilar G. Celis Albarrán

José Miguel Herrera Romero

En el capítulo anterior... Con el cambio de casa, comienzan ahora nuevas trasmisiones desde Zumpango. Ya les contaré en otra ocasión, porque esta semana, ¡vaya que ha sido tiempo de impactantes sucesos sucedidos de manera sucesiva! Fascinante por decir lo menos.

En mi caso, desplazarme continuamente a mi nuevo referente geográfico, implica horas de viaje, que me permite tiempos para sentir y decantar. Encuentros, diálogos y experiencias que sin duda han calado hondo. Muy hondo. Desde la oportunidad de conocer niñas y niños fabulosos con sus inquietudes y creativos aprendizajes, maestros extraordinarios, inventar técnicas grupales, reencontrarme con compañeras y compañeros de trabajo y abrazarnos con mucho cariño violando protocolos de sana distancia, el cumple de mi padre, dialogar sobre protección civil, hacer propuesta sobre educación inclusiva, reflexionar sobre la otredad en la educación, un taller de resiliencia…

Foto de origami de jaguar en papel rojo, colocado al borde de un plado, emulando al felino  bebiendo agua

Con esta alforja existencial de vivencias desbordantes, retomé el papel. Una hoja en blanco pero de color rojo, extraída de mis atesorados espacios íntimos.

Es tiempo, me dije, de hacer origamis.

Así que, para hacerme un origami significativamente personal, escogí un jaguar.

En la biodiversidad de Latinoamérica se encuentra el jaguar. En tierras mesoamericanas, este felino, animal de asecho nocturno, silencioso en sus formas de cazar, estaba asociado a los viajes al inframundo que, simbólicamente, remite al inconsciente. En la parte oscura del día se ubican los dominios de este mamífero, capaz de abrir sus fauces al tamaño de un cráneo humano y destrozarlo, así como arrastrar el peso de una persona y subirla a un árbol para devorarla…

Hacer el origami me representó retomar dobleces por años interrumpidos, además del papel, así como fascinarme de nuevo en la aventura de darle forma y volumen a un papel con instrucciones que, con sorpresa, redescubrí que no se han olvidado. Una extraña memoria corporal se mantiene activa en mis manos. Justo como sucedió esta semana.

Por supuesto que cometí errores, calculé mal algunos pliegues, quedó en una postura que no termina de agradarme, el filtro de luz en la foto hace ver el papel color rosa (me recordó la pantera rosa y me puse de fondo una genial versión del tema de la película homónima, magistralmente interpretado por Bobby McFerrin)… en fin, no quedé satisfecho del todo. Pero quedó.

En esta ocasión se me ocurrió colocarlo sobre el teclado paa tomarle una foto, la cual me invitó a escribir esta reflexiones. Y otras más en lugares domésticos, como recordándome esta parte animal, primitiva, que hay en mí como en cada persona y que es necesario domesticarla o, mejor dicho, hacerla de casa.

Foto de origami de jaguar en papel rojo, colocado al borde de encaramado en un vaso
El resultado final, que comparto, me hizo pensar en lo semejante que sucede con recurrentes actitudes en mi vida. Las cosas no salen como quiero ni en la forma, tiempo ni lugar deseados, continuamente con la sensación de que lo realizado se pudo hacer mejor, rechazando errores e imprudencias e impresiciones… Preocupado y nervioso por la perfección, el orden y analizarlo todo; justo como me recuerda repasar la personalidad de los nacidos en el signo de virgo.

Y sin embargo, diría el mito de esta frase atribuída a Galileo… Sin embargo quedó terminado un primer modelo, de muchos otros que espero continúen fabricándose entre mis manos.

Creo que algo semejante conviene a mi vida. Reintentar, siempre buscando mejorar, retomar aprendizajes vividos, éxitos logrados, dejar que actúen mecanismos sanos en mí y disciplinando otros intentos imprudentes, así como dejar que la belleza, la estética, tenga lugar en lo que haga en adelante. La belleza salvará al mundo, dice Dostoyevski en El idiota.

Esa experiencia me recordó un dialogo —también de esta semana— con Pil, quien me aportó muchos referentes diversos para enriquecer mi reflexión sobre la educación y, sobre todo, de la educación inclusiva y, por supuesto, de la inclusión social, que tanta falta hace en estos días. 

Yo no podría elaborar mi jaguar si alguien no hubiera compartido antes los diagramas de su creación. Pienso que, de manera semejante, nos hacemos protagonistas CON los demás, que confrontan y enriquecen nuestra capacidad creativa, nuestra subjetividad, nuestra identidad. Eso sólo surge de experiencias significativas con los demás. 

Comentarios

  1. Migue, capture a la Pantera Rosa en mi mente, nada q ver con tu Jaguar, nuevamente tu artículo para reflexionar en varias cosas que en ocasiones no le damos, ni el valor, ni la importancia.
    Gracias 👍🤗

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  2. Gracias amigo por compartir este artículo tuyo donde hablas tu renacimiento de tus habilidades y creaciones ya hechas antes y guardadas en tu inquieta mente. Javier

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