¿Y si me dejara tocar?
José Miguel Herrera Romero
Por los gestos de la protagonista, es fácil imaginar que la mente de la pianista ya está fuera de aquella sala, donde un auditorio espera, paciente, que comience su interpretación.
El recital tiene un giro inesperado, pues la jueza Maye cambia, sin previo aviso, la pieza que se iba a interpretar, por una canción diferente. Mientras ella canta, el portero, fumando un cigarrillo desde afuera, queda sorprendido, pues llega hasta sus oídos la melodía que le impacta tanto, que suelta el cigarrillo para acercarse a escuchar...
¿Qué decía la carta, que trastornó todo el recital y a la protagonista? ¿por qué cambiar la pieza final de último momento? ¿De qué habla esa mágica canción? Esos y otros misterios se revelan durante la película El veredicto (La ley del menor, Un acto de esperanza). The children act, un peliculón que me ha conmovido profundamente, dirigida por Richard Eyre e interpretada sensacionalmente por la siempre encantadora Ema Thomsom, Stanley Tucci, Fionn Whitehead y un genial elenco. Juntos hacen una obra que puede tocar profundamente en la conciencia, suscitando profundas reflexiones.
Como adicto al trabajo que soy, yo vi una película que me recordó cómo es que, muy fácilmente, los pendientes de los días nos pueden alejar tanto de las personas que, si nos decuidamos, terminamos haciendo mecánicamente el trabajo que nos apasiona.
La actriz Emma Thompson me llevó a contactar con años de servicio comunitario que hice muchos años, que terminaron por meterme en un bosque de pendientes en donde fácilmente me perdía. Su personaje me llevó a comprender -desde la mirada de quienes conviven con la jueza- que una coza es trabajar casos y otra muy distinta es preocuparse por contactar con las personas involucradas, cuando nos damos la oportundiad de ir más allá de solamente gestionar expedientes.
Y es que, en la película, un caso provoca un giro inesperado en la vida de la jueza. Su vida, su conterxto, cambian cuando decide conocer en persona a un chico. Esa variante le remueve su mundo interior, revelandonos algunos de sus misterios.
El papel del esposo Jack (Stanley Tucci), me encantó. Si aprendiéramos a dialogar tan serenamente temas tan delicados y dedicarnos más a observar, en vez de juzgar a los demás en nuestras relaciones, podríamos aprender acerca de la convivencia para hacer de esta algo siempre nuevo, en continua construcción.
Cada quien puede formularse respuestas, hipótesis, sobre lo que sucede en el interior de los personajes. Me parece que eso es lo impactante de esta película, que recomiendo. Nos lleva a pensar, desde nosotros mismos, lo que sucede en las relaciones entre las personas, en nuestros trabajos, en la huella que lo cotidiano puede dejar en nuestros corazones. En suma, si nos dejamos tocar por esta realidad en ficción, tal vez reflexionaríamos en lo que es profundamente humano para cada quien.
Un poco así lo q nos mantuvo desconectados. Siempre siempre es necesario parar para no desaparecer en el cotidiano. Así es, saludos
ResponderBorrarGenial, reflexión, me parece. Sí. Parar, aprender a detenernos
BorrarSaludos, veré la peli... bienvenido hombre de acción
ResponderBorrarJajaja. Saludos, mujer, gracias por leerme!
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