Navidad y discapacidad
José Miguel Herrera Romero
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Mi padre, leyendo sobre caballería |
Quería decir que el 3 de diciembre invita a reflexionar sobre la discapacidad y genera conciencia sobre las posibilidades de inclusión que necesitamos generar las personas, para hacer un mundo más justo y solidario, en donde quepamos todas y todos.
No pude. Mejor vámonos recio, que hay mucho por contar.
Un perro me mordió el brazo y las heridas lesionaron tendones, por lo que tuve que inmovilizarlo. La otra mano me la quemé con aceite mientras cocinaba... Ya ni digan, queridos lectores. Fue frustrante. Eso generó múltiples anécdotas que llevan a reflexionar conceptos de discapacidad.
Sé utilizar programas de reconocimiento de voz. Aparente no tenía impedimento. Pero mi actitud se encontraba por debajo de su línea de flotación: estoy en mudanza de la casa de mis padres y con un brazo mocho y la otra mano sensible, la frustración, desesperación, la impotencia, sitiaron los ánimos y ganaron las primeras batallas.
Viajar en metro, con el brazo vendado… ¿a quién se le ocurre? Si, eso me preguntaba, pero de pronto actitudes generosas de gente que me cuidaba o protegían con sus cuerpos mi brazo o cedían el lugar, transformaban todo. Todo se antoja posible cuando una mano amiga o solidaria, un gesto de cortesía, me recuerdan que la calle es un espacio público, al que todas y todos tenemos derecho de participar.
Por el día de su santo, llevé a mi madre a un restaurante. Y ahí van, apropiándose de las banquetas, una anciana con escoliosis, un viejo con Alzheimer y un tipo con el brazo vendado. Y vamos en horas pico, a un centro comercial. Sí, otra vez, ¿a quién se le ocurre? Eso me pregunté cuando me di cuenta que utilizaba mi brazo vendado como apoyo para mi madre, mientras el hostes me miraba escandalizado. De inmediato reaccionó y consiguió una silla para que ella esperara sentada mientras se desocupaba un lugar. Cuando nos asignaron mesa, agradecido, comenté a nuestro atento anfitrión que parecíamos un club de lisiados, a lo que respondió una espontánea sonrisa acompañada de un bienvenidos.
Su mano, que indicaba el rumbo de nuestra mesa, me llevó a mirar otros comensales: el restaurante de pronto me pareció un club de la tercera edad: canas, bastones, muletas, sillas de ruedas… Familias que integran a sus viejos y comen juntos, con un restaurante que hace lo posible por darnos servicios y adecuarse a nuestros achaques… ¡Ese es el camino de la inclusión! Fue una comida fabulosa.
Mientras la mudanza y las manos me desesperaban, tuve una comunicación muy compleja con un nuevo amigo que quiero hacer. Le voy a poner el zorro, en honor al pasaje del principito. Pues este zorro tiene síndrome de Down, y estamos aprendiendo a hacernos amigos.
Pues resulta que este zorro, ya de edad adulta, me llama y me llama y me manda mensajes y me pide que le conteste, pero andaba entre la histeria por el estrés, la desesperación… Y lo dejaba para después.
Pero una noche, me pregunté si realmente quiero comprometerme con la inclusión y mis principios… No tiene nada que ver mi estrés o mis lesiones.
Y un día, por fin, hablamos por teléfono.
-Necesito que entiendas- me dijo. -No puedo confiar en ti-.
-A nosotros nos buscan para extorsionarnos, manipularnos, secuestrarnos. Nos piden dinero por cualquier pretexto y abusan de nosotros. Dicen que nos ofrecen rite, pero sólo es para condicionar que nos dejan bajar del coche si les damos dinero, o nuestro celular. No sé quién eres. No se nada de ti. ¿Por qué tendría qué confiar en ti? He llorado mucho, estoy muy asustado, porque me preguntan información de ti y no tengo manera de contestar-.
- Nos vamos a conocer en donde yo diga, estarán mis papás, mis amigos y te voy a presentar con ellos. Dime si aceptas, Necesito tu respuesta-.
Quedé petrificado. Hay gente que sólo utiliza a las personas con discapacidad, abusa de ellas, las manipula para sus fines, pero yo, tan bueno y puro… Y se me quebró la voz, aún sin hablar. ¿A qué estoy jugando?, ¿de verdad me voy a comprometer?, ¿de verdad me voy a dejar domesticar por este zorro con síndrome de Down, como nos enseñó el principito?
Por lo pronto, como en una solicitud de empleo, pues ya les mandé mis datos, foto, domicilio, antecedentes, las seguridades que este posible nuevo amigo y su familia requieren.
Así, la inclusión se realiza, avanza y, sobre todo, la hacemos poco a poco más cotidiana, con amabilidades, cortesías, en restaurantes, en los transportes colectivos; exige ánimo de quienes enfrentamos temporal o permanentemente necesidades de movilidad, comunicación y comprensión. Y tiene lados terribles de abusos que lastiman y aterrorizan a personas y familias, que se sienten indefensos, como los personajes Timón y Pumba, seguros de que pueden ser devorados por algún león o hiena hambrientos. Y al mismo tiempo, estos simbólicos personajes encarnan el sueño de que con esos depredadores también se pueden construir amistades genuinas.
Estos días de tiempo de adviento y navidad, no me cabe duda, oscilo entre dos ánimos: Malditos sean quienes abusan de la confianza de la gente, que el diablo confunda en esta navidad a quienes utilizan las necesidades de las personas para beneficiarse de su soledad y aislamiento… Que los lleven los demonios, decía un personaje del caricaturista portugués Hergé.
Pero me acuerdo de estos días de inmovilidad e impotencia, de mudanzas de recuerdos de mi infancia con tooodos los triques de valor simbólico para mis padres, con las dudas y miedos con que este zorro ya me domestica, con las aventuras y desafíos que enfrentamos como familia en nuestros acuerdos y nuevas organizaciones, nuevos proyectos laborales y de relaciones… Y se me olvidan las maldiciones y abrazo con alegría y orgullo la tarea de la vida en sociedad. Todo habrá que construirlo.
Que esta navidad nos suceda como en el cuento de Navidad, de Dikens:
Que nos remuevan los recuerdos para acercarnos a la incandescencia de las inspiraciones primigenias, pues sólo así es posible retomar nuestros auténticos sueños;
Que tengamos conciencia de los días actuales para -"eso", dirían los sordos- hacernos presentes con las y los demás;
Que hagamos conciencia que una sombra nos acompaña, que es el futuro que nos aguarda, recordándonos que somos humanos, limitados, para recobrar sentidos y actuar para hacernos desde ya una buena muerte.
Feliz Navidad
Y feliz cumpleaños, hija mía
Felicidades por la profunda reflexión, me agrado como hablas del tema desde diferentes ángulos y contextos 👏🏻👏🏻👏🏻
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario. Saludos!
BorrarMuy bonita reflexión
ResponderBorrarMuchas gracias por leerme. Saludos
BorrarQueridísimo Micky, es una bella reflexión que sale de un corazón limpio y sereno y ahí habita el altísimo, el supremo , ahí vive el Señor
ResponderBorrarWow! Muchas gracias!
ResponderBorrarAmigo, tus reflexiones siempre tienen corazón y por ello tocas el nuestro. Gracias por compartirnos un poco de tus ires y venires internos, de tu familia, de el zorro, de tus convicciones y desafíos. Eres inspirador. Un abrazo con todo mi cariño.
ResponderBorrarMuchas gracias, querida Lilyán! Abrazos!
BorrarMtro. Siempre es un placer leerle y encontrar perspectivas que en lo personal, no había pensado y usted nos lleva a la conciencia y tocar nuestra vulnerabilidad. Todas, todos y todes somos vulnerables y simplemente, a sabiendas de que lo somos, omitimos los significados como enriquecer nuestro tiempo con compañías valiosas quienes nos dan valor moral y tal vez no monetario. He allí que comprendo su enfado ante la gente que comercia a nombre de las personas con Discapacidad. Cómo parte de la Comunidad Sorda, lo he visto. Toda mi admiración y respeto para usted. Espero se recupere pronto del brazo. Un fuerte abrazo. Muchas felicidades por su maravillosa reflexión y toda su trayectoria. Feliz Navidad.
ResponderBorrarQuerida doctora! Muchas gracias! Saludos. Por sugerencia y Feliz Navidad!
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