Neki, La primavera me compromete

José Miguel Herrera Romero

Ya me había dado muchas sorpresas Luis Giovanni Cassani-López y sus amigos de Terraker, cuando me encontré con otra novedad.

Oh, perdón, comencé muy rápido.

Como había relatado anteriormente, nuevas aventuras me mueven en torno a mi participación en un proyecto de bachillerato inclusivo para sordos y ciegos.

Allí conocí otro proyecto, en Morelos, en el municipio de Cuentepec. Se trata de un libro muy valioso, según mi parecer, llamado Neki, las señas, el entorno natural y su cosmovisión. 

Neki significa querer. Así que les quiero compartir:

Se trata de un grupo de jóvenes científicos creativos que elaboró una propuesta educativa sin par: capacitar a niños en talleres donde pueden conocer plantas nativas de Cuentepec, con algunas "pequeñas diferencias" que aplican: con ellos puedes aprender lengua de señas y nahuatl a la vez, mientras elaboras artesanías. ¿Cómo ves?

La propuesta es genial. Como yo lo entiendo, equivale a armar un rompecabezas en torno al cuidado de nuestro medio ambiente, donde todas las piezas ayudan a conocer las plantas y a las personas que convivimos en el mismo lugar. 

La biodiversidad, la naturaleza, el cuidado del medio ambiente, quiere decir: plantas, animales y personas que compartimos un mismo espacio, convivimos y nos cuidamos entre todos y asumimos nuestras responsabilidades. 

Dicho de otro modo, conocer la naturaleza nos compromete o no es conocer la naturaleza.

Conceptos como biodiversidad, medio ambiente, entorno natural, contaminación, comunidad, los podemos trabajar y, a la vez, descubrir juntos nuestra cosmovisión, de manera que podamos ubicarnos como parte de la naturaleza y asumir nuestras responsabilidades, en vez de mirar desde lejos un mundo que nos aleja a conveniencia y empobrece nuestra humanidad con conceptos abstractos. 

No es lo mismo un manual de biodiversidad, de biología o de conocimiento del medio, a la narrativa, sabor y reseña que ofrece Terraker para conocer Cuentepec a través de esta experiencia. Parafraseando a mis hijas cuando eran pequeñas: guáchatelas con ideas sin olores, sin señas, sin sabores. Un mundo frío, ajeno a mí, es más más propio de futuros distópicos y de apocalipsis zombies. 

Neki narra en 56 páginas esta experiencia y comparte generosamente puntos cardinales para trabajar nosotros en capacitaciones semejantes a la de ellos . Mi parecer es que parten de una inspiración local: la cosmovisión nahuatl, que logran explicar de modos muy sencillos: formamos parte del mundo, somos nosotros EN la naturaleza y nos relacionamos con ella con nuestra forma de pensar, de sentir y vivir. Desde ese núcleo, todo se vuelven conocimientos concéntricos. Tooooodo nos compromete con el medio ambiente.

La propuesta de Neki, las señas, el entorno natural y su cosmovisión, es escuchar primero relatos de nuestros ancestros, donde los árboles, los bichos, microorganismos y clima componen la casa en donde vivimos Y TAMBIÉN NOSOTROS Y NUESTROS SENTIMIENTOS Y NUESTRA FORMA DE ORGANIZARNOS Y DE VIVIR Y DE CONVIVIR CON NUESTRO MEDIO AMBIENTE.

Me imagino en un taller pasando de la pregunta ¿Yo?, ¿Yo formo parte del mundo?, a considerarme en serio ¡yo formo parte del mundo! Y entonces asumir compromisos en mi forma de vivir, en mis valores, en mi forma de disfrutar los colores, las flores, los animales, los olores, etc. Y eso lo dibujo, me dibujo, le tomo fotos... Y hacemos un muñeco, digo, un periódico mural, un libro como este, con dibujos de las y los niños...

Entonces pude comprender cierta lógica en la comprensión de la lengua nahuatl y de la lengua de señas de los sordos, unidas genialmente en el conocimiento de plantas y, especialmente, de las plantas medicinales. Recordé a la gran Celia Cruz y su canción el Yerberito cuando me encontré la seña (es mejor si decimos la descripcion en señas de la planta) de Cuachalalate: árbol que cura heridas. Y el tema me atrapó.

Desde este enfoque, lo científico se vuelve ameno, propio, cotidiano; es más, me identifica y me ayuda a conocerme a mí mismo y, huy, cosa terrible, me compromete. Me cuido, cuido mi casa y a los seres vivos que convivimos aquí...

Hoy nos quejamos de un clima loco que cambia casi a capricho. Impredecible, con ciclos de lluvia y frío o sequía que se han vuelto locos y no se sabe si lo que se siembra se logrará. Entonces vienen los científicos, aplican químicos y... Y a eso le decimos alimentación saludable. La trampa que encierra ese modo de pensar, es que seguimos contaminando suelos, esos químicos evaporan y se integran a la humedad y a la lluvia... y se hace un cliclo de porquerías que respiramos, comemos y reproducimos y, por su puesto, consumimos.

En fin, este grupo me sorptendió con su propuesta de educación para conocer el medio ambiente, indispensable para situarnos en el mundo. Lo recomiendo. Por lo pronto, los 4 bachilleratos inclusivos ya tienen su copia de Neki.

Parte del trabajo de Terraker se puede ver en https://fb.watch/bR2oP2_5i_/. Y una genial entrevista a Luis Giovanni se puede ver en facebook.

Ahora, con gran alegría, me encuentro con un taller sobre el ciclo menstrual, desde la perspectiva del autocuidado. !Vaya que necesitamos más proyectos comunitarios como estos!

Comentarios

  1. Hemos visto a la Madre Naturaleza como una propiedad, nada más equivocado!
    Nosotros le pertenecemos a ella. Somos sólo otra parte de la naturaleza, como el agua, la montaña, el viento...

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