La aventura de educar con el covid 19 como telón de fondo

José Miguel Herrera Romero

Maestría en Innovación educativa, Universidad ORT

1.    Introducción

«El 30 de enero de 2020, con más de 9.700 casos confirmados en China y 106 casos confirmados en otros 19 países, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el brote era una emergencia de salud pública de interés internacional (PHEIC)» (Organización Panamedicana de la Salud, 2020)

Parafraseando a Alvin Toffler “pensados, sentidos y adaptados” ante los inminentes cambios que trae la irrupción de la reciente pandemia global, en México nos encontramos con la capacidad (¿o incapacidad?) de respuesta que alcanzamos a generar: el Subsecretario de Salud señaló el pasado 29 de marzo que, durante la fase 2 de la contingencia, solamente 3 de cada 10 habitantes de la Ciudad de México realizaron autoconfinamiento. En esa intervención, «repitió 19 veces, en una conferencia de 60 minutos en Palacio Nacional, “Quédate en casa”» (Solera, 2020).

¿Qué sucedió, que tan pocas personas secundaron la moción de reducir la actividad en el país?, ¿cómo es que, si ya teníamos experiencias previas cuando se vivió en 2009 una emergencia de salud semejante, ante la batalla contra la influenza (Carlos Franco-Paredes, 2009), tenemos ahora una capacidad de respuesta tan baja? ¿Significa esto que no aprendimos de las experiencias pasadas?

Más aún, con sobre-información, generada tanto por el gobierno federal, local y medios electrónicos, somos uno de los países que menos respetan el confinamiento y con medidas de aislamiento menos rígidas (Infobae, 2020); también ha demostrado una cuasi-surrealista apropiación de contenidos simbólicos en torno al coronavirus (México es el segundo país con más Fake News) (Martínez, 2020).

Frente a este virus, lo menos que podemos cuestionarnos es nuestro futuro: ¿qué nuevos desafíos siguen? En concreto, frente a los desafíos educativos, ¿vamos a regresar a las clases con la misma estructura y sólo haremos un ajuste a tiempos de calendario? ¿No será que el futuro ya está ocurriendo entre nosotros?

2.    El futuro nos alcanzó y nos encontramos en shock

Una relectura de Toffler en el contexto actual permite analizar los valores y costumbres cotidianas, y poner en perspectiva que cada acción que realizamos abona pasos hacia el futuro. Esta dinámica se desarrolla en la compleja subjetividad de las personas:

“El autor Clifton Fadiman  al explicar su traslado desde una tranquila población de Connecticut a Los Angeles, refiere que se vio «atacado de pronto por extrañas dolencias físicas y mentales... Al cabo de seis meses me repuse de mi enfermedad. El neurólogo... diagnosticó mi mal de «'shock' cultural"...» Pues el cambio de hogar, incluso en las circunstancias más favorables, entraña una serie de difíciles reajustes psicológicos”.  Clifton Fadiman, Mining-Camp Megalopolis, en Holiday, octubre, 1965, pág. 8. Citado en (Toffler, 1973)p. 64).

Dicho de otro modo, el movimiento como estilo de vida y su impulso acelerador en la sociedad afectan al individuo. Esta descripción es de hace 50 años, y también se vuelve vigente hoy.

Ahora que el brote del coronavirus reina el orbe, también enfrentamos el cambio de lo cotidiano, lo doméstico en muchas dimensiones (Herrera Romero, 2020). La vida ya no es lo que era. Un virus, que ni siquiera alcanza a ser una célula, algo que ni siquiera es vida, nos ha hecho “movernos de lugar” hacia nuestras casas —diría Toffler—, que revierte la decadencia del compromiso para con el lugar.

Habitar ahora las 24 horas del día allí nos interpela a re-configurar el concepto «hogar», y la consecuente construcción social, es decir, las acciones que integran la vida cotidiana que corresponden a ese concepto construido, y viceversa, esa construcción que ocurre afecta la idea de hogar que teníamos.

Estos cambios no sólo suceden en un único aspecto, sino que impactan en un cambio local, comunitario y de vecindad, de salud, de estilo de vida, de abastecimiento de despensa, de hábitos de higiene, en el ámbito político, económico… Y de igual modo, por ende, de la educación.

3.    Des-apropiación del sentido del tiempo: extravío frente al virus

Se me figura este virus nos pone en evidencia, in fragantti, descubriéndonos de manera semejante a una muchedumbre ebria por el furor de la inercia “de lo que hay qué hacer”, instalados por el frenético giro de la aceleración por el cambio. Esas situaciones ahora parecen volverse efímeras: en minutos cambiaron créditos, políticas, la bolsa de valores…

Tal parece que sí existe la alegórica figura de una inmensa mayoría de zombies —que coincide de manera semejante al 70% de “sonámbulos” descritos como afectados por el “shock del futuro” (Toffler, 1973, pág. 13)— como si realmente deambularan entes antropomorfos por las calles de ciudades y carreteras de pueblos y en campos, hambrientos e incapaces de reaccionar racionalmente, de tomar la decisión alguna, de prevenir y generar construcciones creativas frente a esta pandemia.

Tal vez caímos en la trampa de reducir nuestra historia a “la sucesión de sucesos sucedidos sucesivamente en la sucesión de los siglos y contada casi siempre por alguien que no estuvo allí, pero que se cree que lo sabe todo” (Hernández-González, 2016).

Ni siquiera hablamos de cambios o de respuestas ante esta pandemia. Por ejemplo, en torno la educación, parece que sólo se considera alterar una fase o un elemento del proceso educativo (Villalpando, 2020), que de suyo no hace no hace adaptación, mucho menos innovación. Estas acciones irresponsables, dirán los filósofos, «ponen en duda toda una civilización» (Sáliche, 2020).

Es decir, parece que optamos por vivir como si se tratara de ajustarnos a los relatos ya narrados de la vida en la actualidad —de seguir la inercia de lo que los demás harán— y nada más, en vez de ser parte de la historia, o mejor aún, se ser actores, colaboradores o de innovar en la historia.

Si esto sucediera, dicha narrativa se podría configurar como una apropiación (lo cual supone des-configurar nuestras creencias) y, por lo mismo, se puede volver una construcción. Vivida como un gerundio continuo en la vida interpersonal, llena de encuentros significativos (Coronado S.J., 1992, pág. 42) —ahora nuestra historia— se convierte en lo que vamos siendo o haciendo (Freire, 1976, pág. 8).

4.    ¿Hay salida a este laberinto en la innovación?

El mundo globalizado que conocíamos hasta ahora se redujo a estar confinados en casa, en el domicilio, lo que equivaldría a una especie de “microcosmos”. Ahora ese microcosmos se convirtió en nuestro entorno habitual. Lo cotidiano es ya todo nuestro cosmos. Dicho de otro modo, ¡el microcosmos ahora es el cosmos!!!

Parecía que teníamos todo para cambiar, pero hoy sabemos que menos del 50% de la población en México entienden la importancia del desafío. En esta reconfiguración de paradigmas, encontramos vulnerabilidad (Camacho, 2020), violencia intrafamiliar, pérdida de empleos, de escuela, (Maya, 2020), de derechos...

Es evidente que, en el auto confinamiento, no hay, hasta ahora, una reconfiguración de inercias. Sin actitudes ni señorío ni capacidad de modificación de vida o de hábitos, no se avizora para la mayoría una posibilidad de pertinencia existencial en el futuro.

E pur si muove ('y, sin embargo, se mueve', en castellano), dice el mito galileico…

Sin embargo, ese microcosmos puede convertirse también en el lugar de la fragua de una nueva sociedad, de un nuevo potencial transformador. Ese 30% señalado anteriormente como minoría, puede convertirse en el germen de innovación; estadísticamente equivale también a un muestreo representativo de un todo a medir. Es decir, siendo pocos podemos impactar en el todo, como masa crítica suficiente para detonar y mantener una reacción nuclear en cadena. (Energía nuclear, 2019)

5.    Existen diferentes conceptuaciones de aventura

Hace algunos años me invitaron a reflexionar sobre asumir una posición existencial frente al futuro como una aventura (que en su etimología nos remite a la expresión semejante a “las cosas que han de llegar”) (www.deChile.net, 2020). En esta reflexión había dos maneras de concebir la aventura:

1.  La aventura como odisea. Esta obra literaria, narra la vuelta a casa, tras 10 años de la Guerra de Troya, del héroe griego Odiseo, quien tarda otros diez años en regresar a la isla de Ítaca, donde era rey.
2. La aventura como éxodo. A propósito de estos días de celebraciones judeocristianas, la palabra Éxodo, en una de sus interpretaciones etimológicas significa salir: dejar la tierra y casa, para moverse a otro lugar, otro sitio, a donde no se va a volver.

Dicho de otro modo, el itinerario de vida en este “microcosmos”-confinamiento, puede tener dos sentidos: por un lado, implica moverse o des-instalarse, con la añoranza de que vivimos una odisea y tarde o temprano se volverá “a casa”, al ritmo conocido, al estilo de vida que teníamos (es decir, siempre con la referencia de volver a “puerto seguro”). Por otra parte, puede asumirse esta vida en transformación constante como un continuo movimiento-cambio, siempre itinerante, siempre hacia adelante, en busca de algo mejor, donde “la llegada”, la aventura, es lo que nos habremos de encontrar.

Es decir, optar por el éxodo implica que no vamos a permanecer en zona de confort COMPLETA. Siguen actividades fuera de la zona de confort. Nos adaptaríamos, en este caso, a ser migrantes, siempre en continuo cambio, dispuestos a des-instalarnos. Vivir la aventura- éxodo, nos haría viajeros o artífices en tránsito hacia el futuro, condición sine cuan non es imposible adaptarse a los tiempos por venir.

En educación, la experiencia enseñanza-aprendizaje se volvió efímera: miro a mi hija hacer tareas escuchando la música de su gusto, chateando, mirando de reojo su serie favorita (en inglés), mientras hace las tareas que le dejó la maestra, lo mismo que lee a media noche en voz alta la novela romántica que está terminando. Por cierto, no se aún cómo va a revisar la maestra sus tareas diarias —en un supuesto regreso a clases— ¿A qué hora revisará trabajos mientras se realizan las nuevas clases?

6. Conclusión

¿Qué nuevo mundo viene frente a nosotros?

Decía Anthony Guiddens que en los sucesos, se produce y reproduce la vida social (Guiddens, 1983). De igual manera, lo cotidiano —nuestro microcosmos convertido ahora en todo el cosmos— puede convertirse en una metáfora de navío para hacer nuestro propio mito de una “segunda navegación” que nos permita emprender la travesía, desinstalarnos, para transitar hacia una nueva era, de adaptados al cambio, o mejor dicho, a la constante de cambio que se ve inminente.

Para ello necesitamos referentes: resignificar lo cotidiano en función de analizar Mega tendencias, reflexionar lo que nos toca vivir, o condenarnos a padecer el shock del futuro.

Con la aparición de referentes puede emerger la capacidad de asombro, donde surge la posibilidad de aprender, de corregir, de cambiar. Sin esta capacidad, no podría aparecer lateralidad o siquiera considerar la posibilidad de revisar posibilidades de cambiar el modo de educar.

7. Referencias 

Camacho, Z. Pandemia: 16 millones de indígenas en vulnerabilidad absoluta. Contralínea. 07/04/2020. Recuperado el 11/04/2020, de https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2020/04/07/pandemia-16-millones-de-indigenas-en-vulnerabilidad-absoluta/

Carlos Franco-Paredes, C. d. Respuesta en México al actual brote de influenza A H1N1. (G. e. conocimiento, Ed.) Salud Pública de México, 05/2009, n.51(vol.3), págs. 183-186. Recuperado el 07/04/2020, de http://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/6900/8763.

Coronado S.J., Juan José. La comunicación interpersonal más allá de la apariencia, 1992 pág. 360. México, D.F., Universidad Iteso.

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Freire, Paulo El compromiso del profesional con la sociedad. En Educación y Cambio, pág. 34. Argentina, 1976. Recuperado el 11/04/2020

Guiddens, Anthonny. Cap. 3. La producción y reproducción de la vida social. En Las nuevas reglas del métido sociológico, 1a. reimpresión, 1983, págs. 95-131. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu editores. Recuperado el 07/04/2014, de https://sociologiaycultura.files.wordpress.com/2014/02/giddens-anthony-las-nuevas-reglas-del-metodo-sociologico.pdf

Hernández-González, J. ¿A qué llamamos historia de la medicina? Revista egle, Año III(4), pág. 9. 28/03/2016. Ed. A. C. ACHPE. Recuperado el 11/04/2020, de ¿A qué llamamos historia de la medicina? Editorial: http://revistaegle.com/index.php/eglerev/article/view/40/68.

Herrera Romero, José Miguel. Estamos aprendiendo I. La recuperación de lo nuestro. El espacio y el hogar. 09/04/2020. Recuperado el 11 de 04 de 2020, de Descubriendo al hombre que hay en mí: https://sirmiguelh.blogspot.com/2020/04/estamos-aprendiendo-i.html.

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Martínez, A. México es el segundo país con más Fake News. (C. N. C.V., Ed.) ciudad de México. 10/04/2020. Recuperado el 11/04/2020, de https://www.gq.com.mx/entretenimiento/articulo/mexico-es-el-segundo-pais-con-mas-fake-news-investigador-de-la-unam?fbclid=IwAR0TsRJdSf-gZv0YbRbs5nKvD3Gqz0ZzKKxwEw48vUrcgAnEkOkV_DM3dRE

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